jueves, 17 de noviembre de 2011

Mi casa

...y porqué estoy de mala hostia.

Yo tengo una casa, no muy bonita... pero oye, es lo que hay, las hay peores y tampoco tengo envidia de las mejores. Tampoco es que la pueda cambiar así por así. Hace años, unos 10, comenzaron a salir grietas en la fachada. Eran pequeñitas no le daba mucha importancia, pero al cabo de un par de años aprovechando que vi a un albañil. Nada más verlo dijo sin dudar que era efecto de la dilatación y me recomendó una masilla, que la ponga durante un par de días seguidos y que aguantará un tiempo, y si vuelven a aparecer no cuesta nada taparlas en un momentín.

Buf, mano de santo, se mantenía arreglado un par de meses y si volvían a aparecer en un par de días lo arreglaba. A veces aparecían en otro lugar pero se arreglaban igualmente. Durante este tiempo aparecieron otras en los laterales de la casa, pero al no ser la fachada no estaba seguro de si servía.

Al cabo del tiempo, pues la masilla se me acabó y tuve que visitar a mi amigo el albañil otra vez. Le comente que me había salido en otros lugares de la fachada y que se arreglaban igual de fácil. También le comenté que en los laterales de la casa hay salido algo parecido y que no estaba seguro si también servía la misma masilla. Me dijo que sí y además me recomendó otro producto para las tejas el tejado (que le verdad llevaban mucho tiempo agrietándose pero eran insignificantes). Las de los laterales costó bastante más quitarlas... pero fueron apareciendo más y el tejado la verdad es que no mejoraba.

Tras otro tiempo, unos 5 o 6 años desde las primeras grietas, debido a otro problema tuve que visitar al albañil con cierta asiduidad, y para el problema de las grietas continuó indicándome que usara la masilla, probamos con otro producto para el tejado aunque al final lo dejamos como estaba puesto que no era importante.

Hace un 1 año, el albañil se fue, y al acabárseme la masilla fui a visitar al nuevo pero estaba el suplente. Ahora el gremio de albañiles estaba informatizado y al no encontrar referencias de lo que le indicaba, le tuve que contar toda la historia y al verlas lo primero que dijo fue: "¡Hostias!". Me indicó que él no creía que esas grietas fuera por dilatación, sino por hormigas mutantes alienígenas; de todas formas la misma masilla sirve para taparlas; aunque él usaba otro producto, si me había ido bien con el que tenía no había necesidad de cambiarlo. Sin embargo las grietas de los laterales, ya no es que costaran más sino que no terminaban de taparlas del todo... y la cosa iba en aumento, aumentado obviamente el tiempo empleado en tapar las grietas, la desidia por hacerlo, etc...

A la enésima vez que se me acaba la masilla, este verano acudo al nuevo albañil. Hecha un vistazo al la historia y le cuento la parte anterior no registrada, las diferencia de opiniones, etc. Mira las grietas, y me indica que cree que las de la fachada son por dilatación pero las de los laterales (y la del segundo piso, la parte de atrás y demás que fueron apareciendo) son por culpa de las hormigas. De pronto se pregunta por el tiempo que he de invertir en tapas grietas y me dice que hay que estar locos para creer que alguien puede estar todos los días buscando y tapando. Me indicó que debería llamar a un aparejador, pero mientras tanto podía probar otra cosa, así que optó por otra solución: un cubo de masilla con un petardo grande en su interior y ¡hacerlo explotar dentro de la casa!; y para la fachada más masilla normal por si acaso... y que en una semana le enseñara la casa.

La cita con el aparejador no es hasta después de un mes y medio, así que durante esa semana estuve haciendo la supuesta locura. ¡Joder!, al tercer día ya había conseguido lo que a mano conseguía en una semana. Me arregló hasta el tejado que llevaba años ignorando. Al volver a ver al albañil le digo que el aparejador no viene hasta después de una mes, y el resultado positivo de su locura, pero me indica que no es posible usarla todo el tiempo (puede romper la estructura de la casa) además de que si terminamos de arreglarla el aparejador puede que se enfade por hacerle venir para nada. Así que me dice que vaya reduciendo el tamaño del petardo durante la siguiente semana. Durante el siguiente mes, sin arreglar ni tapar nada obviamente volvieron a salir y llegó el día de visita del aparejador que tan ansioso esperaba...

Pero se me cortó la ansiedad tras saludarlo, tras resumirle lo que me habían dicho los anteriores albañiles me dice que es él quien sabe de grietas y que lo que tengo son fisuras sin importancia. Rehusa ver los registro anteriores y que le cuente toda la historia; de forma escueta se la cuento aunque sin que preste atención tan solo sabe reescribirla y por su texto, del que tengo una copia, sé que escuchó parte de ella y mal. Al mostrarle las soluciones anteriores, puso el grito en el cielo sobre todo con el experimento del último albañil. Indicando que se trataba de una burrada, y que no puedo hacer eso. Sobre todo insiste en preguntar si soy yo quién rasco las paredes, cuando no es así. Pregunta si barnizo la casa, que tampoco indicándome que debería hacerlo. Posteriormente se empeña en que no use ni siquiera la masilla que usaba, que él tiene otra para esas fisuras y que la esté dando durante un mes y que se lo enseñe. Le indico que el tiempo empleado para tapar agujeros a mano ya es considerable y después de conocido el método anterior... No me cree en que tarde tanto tiempo y que dentro de un mes no habrá tantas fisuras, así que le concedo este mes de sacrificio; la masa es distinta puede que sea más efectiva...

Joder, cuando voy a comprar la masa... la mitad de cantidad cuesta 5 veces más, ya puede ser buena, ya. La aplico durante todo el mes, excepto 3 días. Y esto no mejoraba..., sí, tapaba algo pero siguen siendo visibles y no llegaba a desaparecer, de hecho algunas se volvían más grandes y otras aparecían. Con las de la fachada no hay problema, pero las otras... además la nueva masa me vino justa para el mes.

Ayer vuelvo a ver al aparejador, y lo primero que me pregunta es que opino. Le digo que casi todas las fisuras (según él) siguen en su sitio aunque con mejor aspecto y que incluso me han salido más; que he seguido a rajatabla sus indicaciones (aunque no me creyera). De pronto me vuelve a indicar que si sigo rascándolas, y le corrijo que ni las he rascado ni tengo necesidad más allá de cuando las limpio. Se enfada porque le dije que las otras soluciones poniendo el esmero que he puesto esta vez posiblemente me lo hubieran tapado ya; pero que se supone que lo que quiero es no tener que taparlas más así que si he de seguir tapándolas prefiero dejar de hacerlo y que no necesito sus servicios. Me dice que yo solo quiero quitar las fisuras porque las veo y creo que son feas porque no presentan ningún problema; también que él quiere ser rubio pero eso es imposible, así que las opciones no son las que le he dicho (tapar o dejarlo) sino una masilla o la otra: una más lenta y segura, y otra más rápida y peligrosa que no debería darse de continuo porque quema las paredes (y que resulta que llevo usando ¡8 años!). Esta vez me dice que compre el doble de su masilla y que además de tapar fisuras todos los días a mano, barnice la casa por las mañanas (sorprendiéndose de que hubiera leído las instrucciones de la masilla y que no se debe mezclar con barniz) y que ya veremos dentro de dos meses.

Así que como según él estoy gastando tiempo y dinero para hacer más bella mi casa y no presentan ningún problema pues he tirado directamente la receta a la basura y dentro de dos meses que me cuente la puta dermatóloga el aparejador que le parece la opción que he elegido. Vaya resulta que las opciones que tenía son realmente las mías...